domingo, 13 de abril de 2008

No desaparezcas nunca


Tantas veces falso, tantas veces mentira, y ella aun se proclama erguida al borde de mi cama, con ese tatuaje de un sol tribal en su ombligo y la sonrisa de una mujer satisfecha, mientras estira sus infinitos brazos y lanza un bostezo silente, cierra los ojos sin pensar en nada, entregándose al olvido, separa un poco las piernas y se deja caer lentamente al costado de este enfermo cuerpo, tantas veces falso, tantas veces mentira.

Me pregunta en voz “bajita” me quieres? Hago un ademán afirmativo con la cabeza y beso su frente; ella vuelve al acecho y en una voz aun mas “bajita” me reprocha nunca me dices te quiero y pienso (no me quiero ni a mi mismo) después de un suspiro actuado, cerrar los ojos y buscar hacia adentro una respuesta a aquella queja, lanzo unas contundentes, apresuradas, insostenibles y desdichadas palabras te quiero demasiado sonríe sin mirarme; con sus cabellos desordenados por toda la cama, me pregunta por algunos lunares q recién descubre en mi pecho, abandona la idea de sentirse sola y me abraza como una madre abrazaría a su hijo agonizando, me siento seguro, amado, querido, perpetuo y realmente solo.


Me cuesta trabajo despertar, me siento algo atontado, reacciono de a pocos, ella aun duerme bajo mi brazo derecho y con sus manos en mis hombros, escapo de aquello y la despierto con pequeños besos en la mejilla, le susurro ya es tarde tienes q ir a casa me pregunta por la hora, se la digo, reacciona rápidamente en un enojo emotivo por haber dormido tanto. Si pudiera alejarme de ella, dejarla ir como a las demás, si pudiera decirle no basta con que me ames, no basta con tus besos, no basta con sonreír satisfecho y casi muerto después de entrar en ti, no basta con tus lagrimas cuando te digo q esto se acabo, no basta con el cachorro que me regalaste y al q ahora le das el titulo de nuestro hijo, no basta con q recuerdes fechas, anécdotas, lugares y gente q no recordare nunca, no basta con querer quererte, no basta conmigo. Pero no lo hago, llamo un taxi y la espera se me hace interminable, ya no la necesito por hoy. Termina de vestirse; se acerca al espejo critica lo desordenado de sus cabellos y vuele a mi. Nos vemos mas tarde? Respondo con alguna mentira sobre una reunión familiar impostergable; el timbre suena y me sabe a la campana escolar del recreo, me provoca salir de ahí corriendo, tropezándome y gritando. Es el taxi, sus sonrientes y apresurados pasos rebotan en toda la habitación; mi sonrisa aun mas amplia crea una sombra en su huida y pienso (no desaparezcas nunca).




Portihead y su obsesivo "All mine"

1 comentario:

Kat dijo...

Esto se parece demasiado a lo que me sucede, tú serías alexito...