viernes, 25 de julio de 2008

Escuchar su voz

Volver a escucharte, es alivianar mi alma, es generar una tenue y agradable sorpresa, fue como escuchar un secreto a escondidas, una voz casi imperceptible, q tenía miedo a soltar aquellas palabras y encontrar este sentimiento que agoniza en mis interminables pozos profundos. Darme esperanza, solo por la certeza de saber que nunca más serás mía. Así uno se siente protegido.

Olvidarte fue una de las cosas más complicadas que tuve q enfrentar, entendí q se puede estar solo, q se puede disfrutar la tristeza, q se puede maldecir la felicidad, aprendí a crear terapias, a curarme las heridas, a crecer con un poco de frio y un poco de hambre. Aprendí a escuchar canciones más lentas y más tristes, a componerlas, a cantarlas durante largas jornadas nocturnas y odiarme por recordarte cada vez q lo hacía. No se sana nunca de esto, son heridas perpetuas y solo están ahí, tatuadas a uno.

Recuerdo nuestra última conversación, tú y tus palabras tan tuyas, yo y mis silencios, tu anunciándome tu llegada, yo y mis miedos, tu invitándome a invitarte, yo prisionero de mi orgullo, recapitulando aquella situación, creo q no hubiera valido de nada intentarlo, lo sé, siempre derrotista, he aprendido a saciar mis penas y aquello ya era suficiente. Te extrañe a oscuras y en silencio, entre acordes disonantes y lecturas breves, te extrañe como se extrañan los días de verano, con esos ánimos de volver siempre a ellos y pensar q llevabas alas cuando te descubrí, q nuestro primer “beso fundamental” fue a escondidas de una multitud; dime si debo arrepentirme por extrañar todo eso.

Estos gritos son solo eso, gritos de una euforia pasada, de una sentimiento q agoniza, q busca la paz de una muerte que no llegara, q aprieta los dientes y empuña las manos; lo tengo claro, pero antes de todo este razonamiento, me enseñaste a observar con cuidado y a querer a quien me quiere, a quien me quiso.

Me pregunto cuales eran las posibilidades, han de de ser un numero muy grande, me da una flojera inmensa solo imaginarlo, la probabilidad q un hecho ocurra se basa en el numero de eventos exitosos dado un numero de posibilidades totales, es decir al ser solo una pagina entre ..... tantas?. espero sepas guardar un secreto, espero q la elegancia con la q las mujeres digamos transmiten la informacion, no se haya dado. este es un refugio de los pocos q tengo, aqui soy el q siempre extraña, el pobre infeliz q siempre dejo ir.


(suena el teléfono del departamento, escucho su voz tan lejana)

Las penas tambien sonrien.

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sábado, 12 de julio de 2008

El Viaje

Ella bailaba sola, con el rostro entregado al cielo, los ojos bien cerrados, con los brazos extendidos, como esperando consuelo de alguien, se acariciaba el cabello con sus pequeñas manos, me lanzaba un guiño cómplice y un beso que se iba perdiendo en el cargado ambiente. Acodado en la barra, levantaba mi vaso, tiraba una larga y desganada sonrisa, asentía un poco la cabeza, y devolvía el guiño, en un gesto q asemejaba a una mueca.

Ella no era más la tímida niña de ojos culpables, de voz bajita, de andar pausado, que obligo a mi voz, a perseguir sus oídos. Su pequeña cintura se movía endiabladamente, parecía entregarse por completo a su vientre, olvidarse del mundo, de todos esos ojos ajenos q la contemplaban. Cerrar los ojos sentirse deseada, murmurar algún pensamiento oscuro y morderse los labios, esperar q alguien le pregunte su nombre, su edad, si le apetecía un trago y su incomprensible soledad en estos bailes. Respirar abrir los ojos, buscarme con la mirada, para encontrarme acodado a la barra, con la furia sonriente, con los celos en mis puños, con las venas q palpitan, con mi orgullo masoquista. Recordarme, desearme, encaminarse hacia el lugar donde estoy, extender los brazos y meterse entre mis piernas, mientras susurraba algún pensamiento sucio al oído, termino con un mordisco en el. Nunca se puede ser tan débil.

Entonces volvemos a abrir esta puerta, a cruzar este umbral, a recostarnos en estas sabanas, a mirarnos desnudos, a acariciar nuestros rostros, a intentar entender lo q va a ocurrir una vez más, no somos esclavos de nosotros mismos, somos esclavos de este duelo, de esta lucha, de esta danza afiebrada. Terminar contigo, terminar en ti, morir un poco en cada duelo, entregarte la vida de pocos y abandonarme al silencio, mientras te muerdes los labios y tus jadeos se desvanecen lentamente. Mirar el techo sin comprender porque cruzamos ese umbral, porque abrimos esa puerta, porque se es tan débil. Esperar que el otro quiebre la quietud es esperar en vano. Mirarte a los ojos por última vez, verlos humedecidos, tristes, ocultos. Mañana parto a un país ajeno, a una ciudad extraña, y tu me pides “no te vayas…” mientras tu voz se quiebra un poco. La luz que anuncia el final de esta noche hace su entrada por un costado de la oscura cortina. Nos vestimos uno al frente del otro, exhaustos, con la melancolía q se anticipa a nuestra ausencia, hemos sido derrotados por el destino. Juramos volvernos a ver, tu esperarme y yo regresar.

Te bajas del auto con una inmensa esperanza, mientras te alejas esta se hace cada vez mas pequeña, y al doblar la esquina; ya he muerto.

Se llora a la muerte, se extraña al ausente, se quiere al imposible, se ama siempre se ama.

Hoy 5 de Julio del 2008, llegue a Santiago de Chile.

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