Me gusta ver como la ciudad va desapareciendo, como esos anuncios de publicidad yacen inútiles cual cadáveres frente a una puta. Imagino a todas esas almas desdichadas soñando sueños ajenos, en pequeños departamentos, con la borrachera de sentimientos, con aquella resaca de culpa.
Me gusta ver como la ciudad cambia de colores a estas horas del día, como se va deconstruyendo desde aquellos edificios infranqueables y erguidos en el corazón de la ciudad hasta empezar a mutar en suburbios y pequeñas casas, de donde parten los obreros camino hacia las fabricas, esas fabricas que alimentan a este Santiago enfermo y no lo dejan morir. Esas fábricas que se tragan la vida de hombres y mujeres, que se tragan nuestros días.
Me gusta ver las calles desiertas, desnudas, la soledad de aquel conductor que levanta la mirada después de sintonizar una melodía triste, que la pierde en las inmensas y vacías avenidas, que acelera como si corriera de las penas, de esa tristeza que acompaña sus despertares, que se aleja, intentando escapar de ellas.
“Se un héroe, no detener el paso, morir por el corazón, no por el hombre.”
Me gusta emborracharme con ella en la cama, mientras nos reímos de viejos recuerdos, y sin darnos cuenta vamos creando nuevos. Me gusta q discutamos por como cocinar el plato más simple y q nos odiemos un poco por ello. Me gusta q después de una pelea fume un cigarro y aun tenga la consideración de hacerlo en la terraza. Me gusta se equivoque al contar dinero, q no recuerde el nombre de las películas, aun cuando nunca se va sin ver los créditos enteros. Me gusta q soporte mis torpes bromas, me golpee suavemente por ello y sonría al hacerlo. Me gusta q dibuje cuadros para pegarlos en mi cabecera y q me deje un nota en la q se lea “te amo mucho” encima de mi almohada y que yo no me de cuenta de ello hasta después de dejarla en el aeropuerto.
Me gusta ver a las parejas del aeropuerto reencontrarse, mirarse dubitativos por un instante, como si intentaran reconocer el amor en los ojos del otro; para después sucumbir al sentimiento y entregarse a un recuerdo perpetuo. La tristeza del q suelta la mano de su acompañante para dejarla ir, de los q arriesgan por una recompensa aun más grande que tenerla… a ella… a mi lado…hoy.
Me gusta oírla decir q regresara muy pronto y me gusta creerle.
“La cotidianidad hizo su trabajo, la constancia es la q me levantara por las mañanas”
domingo, 20 de septiembre de 2009
6:00 am
martes, 28 de julio de 2009
Aun
Mire como su perfil empezaba a encender aquel porro de marihuana, se concentro durante varios segundos en darle pequeñas pitadas, podía sentir como disfrutaba ver aquella bocanada de humo formar extrañas figuras en el aire, cruzo las piernas y apoyo uno de sus codos en su rodilla izquierda, me sonrió como aceptando alguna culpa y enseguida me dijo "hace mucho q fumo marihuana, incluso cuando estuvimos juntos, había días q estaba muy pasada", volvió a darle un par de pequeñas pitadas al porro, me miro con esos inmensos ojos negros, torció los labios y sin quitarme de encima la mirada, dejo escapar otra bocanada de humo, "quieres?" estiro su brazo ofreciéndome compartir lo poco q quedaba, la sentí algo decepcionada cuando rechace su oferta, "hacer el amor, después de fumar es diferente" entonces apago el porro con sus dedos previamente ensalivados, con cariño, con cuidado, con una ternura envidiable.
Saco de su mochila verde los cinco libros q había comprado en Argentina, me hablo de ellos apasionada, sus ojos se expandían, su lenguaje corporal cambiaba, me mostraba partes de estos libros con su pequeño dedo índice y me daba breves explicaciones de los sentimientos q originaban aquellos textos en ella, "mira, mira este, cuando leí esto me acorde de nosotros" algo moría dentro de ella después de escucharse, entonces me miraba de costado, encogía los hombros y me daba un beso triste en la mejilla, en seguida se apresuraba en buscar otro de sus libros, otro párrafo, otro texto, otra frase que le recordaba a "nosotros", y se repetía el momento. "estas aburrido?" me pregunto después de mostrarte por varios minutos los mejores textos de aquellas cinco historias, ella sentada en aquella cama; pudo oler su tristeza, abrió el cierre de su mochila, se apresuro en recoger todos los libros y meterlos en ella, cuando termino estuvo quieta, al parecer esperando que dijera algo, entonces se recostó y quedo mirando la blanca y manchada pared de aquel hotel.
"Mira lo q te traje!" me puso los audífonos mientras se iba dibujando una sonrisa expectante en su rostro, un acorde disonante me hacia levantar las cejas de manera distinta, entonces su sonrisa crecía un poco, sus mejillas tomaban un color rojizo, miraba el aparato de música y chequeaba el volumen; asegurándose q no me perdiera de ningún sonido, de ningún momento. Empezaba a cantar sin emitir sonidos, sus húmedos labios se movían bailando al ritmo de una canción q sonaba en su mente y que yo disfrutaba desde sus audífonos, cerraba los ojos y sin darse cuenta subía lentamente los decibeles, la canción llegaba a su clímax, a una especie de orgasmo tímido, me tomo el rostro con ambas manos, y me dio un beso de alcoba, " tú sabes q yo te voy a querer siempre no?"
Ella sostenía mi mano y de cuando en cuando la apretaba muy fuerte; como si recordara algo q motivara aquel gesto; ambos mirábamos en direcciones distintas a través de las ventanas de aquel auto y mientras su cabeza se movía de un lado al otro lentamente, como si negara la muerte de alguien cercano "así van a doler nuestras despedidas?" me preguntó. Baje aquellas tres maletas del auto, a pesar de q ella contenía palabras, lagrimas, miedos "te voy a extrañar demasiado, dime q voy a hacer, cuando nos despidamos" había anticipado, la noche anterior. Nos quedamos parados uno frente al otro, observándonos, recordábamos nuestros defectos, nuestras batallas y las derrotas, nuestras decepciones, nuestras promesas; entonces cansados de esa distancia nos abrazamos y comprendimos q a pesar de todo:
aun nuestros pasos mantienen el mismo ritmo,
aun nuestra historia tiene textos por escribir,
aun queda tiempo para fumar y hacer el amor,
...Aun.
viernes, 25 de julio de 2008
Escuchar su voz
Volver a escucharte, es alivianar mi alma, es generar una tenue y agradable sorpresa, fue como escuchar un secreto a escondidas, una voz casi imperceptible, q tenía miedo a soltar aquellas palabras y encontrar este sentimiento que agoniza en mis interminables pozos profundos. Darme esperanza, solo por la certeza de saber que nunca más serás mía. Así uno se siente protegido.
Olvidarte fue una de las cosas más complicadas que tuve q enfrentar, entendí q se puede estar solo, q se puede disfrutar la tristeza, q se puede maldecir la felicidad, aprendí a crear terapias, a curarme las heridas, a crecer con un poco de frio y un poco de hambre. Aprendí a escuchar canciones más lentas y más tristes, a componerlas, a cantarlas durante largas jornadas nocturnas y odiarme por recordarte cada vez q lo hacía. No se sana nunca de esto, son heridas perpetuas y solo están ahí, tatuadas a uno.
Recuerdo nuestra última conversación, tú y tus palabras tan tuyas, yo y mis silencios, tu anunciándome tu llegada, yo y mis miedos, tu invitándome a invitarte, yo prisionero de mi orgullo, recapitulando aquella situación, creo q no hubiera valido de nada intentarlo, lo sé, siempre derrotista, he aprendido a saciar mis penas y aquello ya era suficiente. Te extrañe a oscuras y en silencio, entre acordes disonantes y lecturas breves, te extrañe como se extrañan los días de verano, con esos ánimos de volver siempre a ellos y pensar q llevabas alas cuando te descubrí, q nuestro primer “beso fundamental” fue a escondidas de una multitud; dime si debo arrepentirme por extrañar todo eso.
Estos gritos son solo eso, gritos de una euforia pasada, de una sentimiento q agoniza, q busca la paz de una muerte que no llegara, q aprieta los dientes y empuña las manos; lo tengo claro, pero antes de todo este razonamiento, me enseñaste a observar con cuidado y a querer a quien me quiere, a quien me quiso.
Me pregunto cuales eran las posibilidades, han de de ser un numero muy grande, me da una flojera inmensa solo imaginarlo, la probabilidad q un hecho ocurra se basa en el numero de eventos exitosos dado un numero de posibilidades totales, es decir al ser solo una pagina entre ..... tantas?. espero sepas guardar un secreto, espero q la elegancia con la q las mujeres digamos transmiten la informacion, no se haya dado. este es un refugio de los pocos q tengo, aqui soy el q siempre extraña, el pobre infeliz q siempre dejo ir.
(suena el teléfono del departamento, escucho su voz tan lejana)
Las penas tambien sonrien.
sábado, 12 de julio de 2008
El Viaje
Ella bailaba sola, con el rostro entregado al cielo, los ojos bien cerrados, con los brazos extendidos, como esperando consuelo de alguien, se acariciaba el cabello con sus pequeñas manos, me lanzaba un guiño cómplice y un beso que se iba perdiendo en el cargado ambiente. Acodado en la barra, levantaba mi vaso, tiraba una larga y desganada sonrisa, asentía un poco la cabeza, y devolvía el guiño, en un gesto q asemejaba a una mueca.
Ella no era más la tímida niña de ojos culpables, de voz bajita, de andar pausado, que obligo a mi voz, a perseguir sus oídos. Su pequeña cintura se movía endiabladamente, parecía entregarse por completo a su vientre, olvidarse del mundo, de todos esos ojos ajenos q la contemplaban. Cerrar los ojos sentirse deseada, murmurar algún pensamiento oscuro y morderse los labios, esperar q alguien le pregunte su nombre, su edad, si le apetecía un trago y su incomprensible soledad en estos bailes. Respirar abrir los ojos, buscarme con la mirada, para encontrarme acodado a la barra, con la furia sonriente, con los celos en mis puños, con las venas q palpitan, con mi orgullo masoquista. Recordarme, desearme, encaminarse hacia el lugar donde estoy, extender los brazos y meterse entre mis piernas, mientras susurraba algún pensamiento sucio al oído, termino con un mordisco en el. Nunca se puede ser tan débil.
Entonces volvemos a abrir esta puerta, a cruzar este umbral, a recostarnos en estas sabanas, a mirarnos desnudos, a acariciar nuestros rostros, a intentar entender lo q va a ocurrir una vez más, no somos esclavos de nosotros mismos, somos esclavos de este duelo, de esta lucha, de esta danza afiebrada. Terminar contigo, terminar en ti, morir un poco en cada duelo, entregarte la vida de pocos y abandonarme al silencio, mientras te muerdes los labios y tus jadeos se desvanecen lentamente. Mirar el techo sin comprender porque cruzamos ese umbral, porque abrimos esa puerta, porque se es tan débil. Esperar que el otro quiebre la quietud es esperar en vano. Mirarte a los ojos por última vez, verlos humedecidos, tristes, ocultos. Mañana parto a un país ajeno, a una ciudad extraña, y tu me pides “no te vayas…” mientras tu voz se quiebra un poco. La luz que anuncia el final de esta noche hace su entrada por un costado de la oscura cortina. Nos vestimos uno al frente del otro, exhaustos, con la melancolía q se anticipa a nuestra ausencia, hemos sido derrotados por el destino. Juramos volvernos a ver, tu esperarme y yo regresar.
Te bajas del auto con una inmensa esperanza, mientras te alejas esta se hace cada vez mas pequeña, y al doblar la esquina; ya he muerto.
Se llora a la muerte, se extraña al ausente, se quiere al imposible, se ama siempre se ama.
Hoy 5 de Julio del 2008, llegue a Santiago de Chile.
miércoles, 7 de mayo de 2008
El Muro
Volver sobre mis pasos, reinventarme una vez mas, recordar y acostumbrarme a la ausencia de tus colores, volver al negro. Empezar de nuevo, empezar el día con una cama fría, con una aburrida ducha. Prepararme el desayuno, sonreírle a la almohada, besar al aire, oler el tiempo, acariciar mis penas. Levantar los muros en largas y extrañas jornadas de trabajo, como un obrero explotado; coloco ladrillo tras ladrillo con una furia sonriente, que tiene sabor a venganza. Levanto aquella estructura infranqueable e indestructible, sin entradas, ni salidas, para q no puedas regresar, para q yo nunca persiga tu sombra. El murmullo ha cesado, exhausto me desplomo en este refugio y me apoyo en una de sus cuatro paredes, dejo descansar mi cabeza y pego una oreja a este frió suelo, escucho una marcha lejana, escucho aproximarse ya a una estampida iracunda de rabiosos conejos, que van estrellándose una y otra vez contra mis defensas, cual kamikazes dejando impresa su rojísima sangre, formando una especie de obra artística de la cual estarías tan orgullosa.
Has entrado en mi casa, has entrado a la habitación que habito en ella y no has mirado con sorpresa estas barreras, las has acariciado y las has observado con la mirada húmeda, con tu mano derecha cercana a tu boca, intentado que no se te escapara la pena; para no sentirte culpable. He escondido mis versos en lo más oscuro de mi inconciente, he destruido los poemas. He gritado tantas cosas q nunca podrás escuchar tras estos muros.
Intento declarar una guerra a mi mismo. Intento quebrar los muros, trepar las paredes, romper los ladrillos, me siento un rabioso conejo kamikaze. Una y otra vez me estrello contra la pared y el murmullo vuelve a cesar, pego mi oreja al frió suelo...
La gravedad se siente aun más cuando estas cerca. Te has marchado.
Tu tierna vergüenza al estar desnuda me recuerda que el dolor en el alma y el dolor en el cuerpo; es algo q tendrá q desaparecer conmigo, como un sobreviviente a un ataque nuclear. Con las heridas q nunca sanan, con los muros q se elevan y se elevan…hasta reconstruir ciudades enteras.
Frio como una navaja, ajustado como un torniquete, seco como una redoble de funeral, los incomparables Floyd con One of my turns del increible The Wall
lunes, 28 de abril de 2008
El pianista
Aquel pequeño y frió circulo descansaba en su sien, esperando el ultimo sonido, la ultima nota y su previo suspiro. El pianista tocaba una triste melodía q inundaba aquella habitación de congojo y recuerdos, sus manos bailaban entre las teclas lentamente, como conociendo el final, como alargando esos últimos acordes, su rostro caído; tapado por sus largos y mojados cabellos, se abandonaban a la música, con las rodillas moviéndose cada vez mas rápido y los ojos bien cerrados aquel pianista tocaba aquella triste melodía y esperaba….
El asesino con el brazo extendido, sosteniendo ese revolver en la mano derecha, mientras empuñaba su mano izquierda tan fuerte q se hacia daño, el cuello tieso, los dientes demasiado apretados, la mirada iracunda y aquella sonrisa q delataba el goce de su venganza, no recordó haber sido nunca tan feliz como en aquel momento, la melodía triste y conmovedora acariciaba su furia intentando abrazarlo, mimarlo: corromperlo; pero aquel terco asesino, con aquel frió revolver en sus manos y aquella sonrisa q delataba el goce de su venganza; esperaba….
Ella sentada en una esquina, sumergida en un interminable y descontrolado llanto; tapaba su rostro con las manos; como avergonzada de haber amado tanto, como queriendo ocultar su tristeza; porque nadie en aquella habitación merecía sus lagrimas, pero ahí estaban; se estrellaban una y otra vez contra el maltratado piso de madera y aquel sonido ensordecía por momentos la triste melodía q envolvía de congojo y recuerdos el ambiente. Con las rodillas juntas y los pies separados, con sus codos apoyados en sus piernas, con los cabellos caídos y sus manos en aquel triste y bello rostro, desconsolada ella esperaba….
Yo testigo de aquel especial momento, murmuraba q todo eso era tan hermoso, era una prueba contundente de q el ser humano siente, canta, baila, crea, ama, llora, odia, sonríe y mata, en aquel respectivo orden!. Poesía de paisaje y la melodía que masajeaba mi alma, q cosquilleaba mi cerebro, q encendía mi morbo, quieto, en silencio y abrumado yo espere….
La ultima nota sonó, el acorde murió como agonizando, entristecido, resignado a su final, retumbo en la habitación y desapareció de a poco, lentamente se desvaneció en el ambiente. Con las manos temblorosas encima de las teclas, las mantuvo firmes por un momento para luego abandonarlas y q cayeran al costado de cada una de sus piernas. Aquel pequeño y frió circulo que se abría paso entre sus largos y mojados cabellos; descansaba en su sien y el silencio resulto insoportable.
El tiempo nunca para, como plantea bersuit
sábado, 19 de abril de 2008
La costumbre del miedo
Estar así inertes, abrazándonos, como esperando el final de una batalla, refugiados en nuestras penas, ocultos, protegiéndonos el uno al otro. Esperando el silencio; para luego abandonarnos y crear una imagen a la cual recurriremos tantas veces. Mi corazón espía se disfraza de asesino; decide amordazar el sentimiento, torturarlo y ejecutarlo. He aquí tu victima, he aquí quien te llora. Secuestra su mente, toma por asalto su inocencia, atenta su cuerpo, asfixia su alma y vuelve a tus pasos, a tu lento andar, a tus sonidos, a tus escritos, a ser el lamento distante.
- me extrañaras? – preguntaste desnuda y oscura, mirando el techo de mi habitación
- hace tanto q te extraño – murmure
Decidió tomarse una ducha, lavar todas mis caricias; olvidar todas mis promesas, entregarse a esa especie de terapia. Se dispuso a vestirse y lo hizo lentamente, mientras yo contemplaba su belleza ya lejana; se abrocho el último botón del pantalón q llevaba; me miro como si mirase a un hombre condenado, con esa compasión con la q uno mira a un anciano asesino al borde de la muerte.
- iras a despedirme – dijo mientras se sentaba a mi costado
- no creo q pueda – mentí, como lo había hecho tantas veces
- entonces, ya no te volveré a ver
- claro q nos volveremos a ver, volverás no? – pregunte cansado
- Si, si … volveré – y sus parpados ocultaron la pena
Toma lo mezquino de este sentimiento y no pidas nada a cambio, no le pidas crecer a este corazón enano, a esta alma tibia. Aquí estare siempre, con mis vicios, con mis manías. Extrañare tus cabellos bañados por la luna, tomare sueños prestados para escribir mis ficciones mas crueles; enfrentare al mundo con mi guitarra, declarando una guerra perdida de antemano. Y la impronta de tu tristeza estará tatuada en mis oídos.
- me voy a casar - me dijiste. Sonó a la confesión de un criminal
- lo se – replique, en un intento por no soportar el silencio
- no sabes lo sano q es sentirse amada – tomaste una larga pitada de tu cigarrillo y la bocanada nublo tu rostro
- si lo se – respondí
- te quise tanto, se q lo sabes – la bocanada desapareció. Una lagrima desentonaba tu extraña sonrisa
- Fue tu decisión, yo te espere siempre – reproche
- Dime q no me case y me quedare aquí contigo – temblabas como un hoja de otoño decidida a derrotar al huracan
- Ya es algo tarde – concluí
Te levantas y tendrías que darte cuenta de todo el tiempo que has perdido, sientes algo de tristeza pero te alegra saborear la soledad por las mañanas. Una ducha caliente, un poco de café y reparas en la enfermedad del alma, en lo ligero del tiempo, en lo pesado de las palabras. Entonces abres la puerta y cierras tu mente. Todo ese mundo se proclama ante ti .Y tu único sentimiento es el miedo. No es una debilidad. No es una realidad.
Peor aun… es una costumbre.
Desgarrador tema de los tacubos
martes, 15 de abril de 2008
Querer Morir
Morir de pie, morir cantando, morir con los ojos abiertos, con las mano extendidas, con los labios esperando un beso; morir tranquilo, morir saltando, corriendo, cayendo, morir como un héroe, morir quemando mi ultimo cartucho, morir estrellado en un océano, ahogarme pensando en ti; morir luchando, morir bailando, morir tomando un café y leyendo tu periódico favorito; no vivir triste, no vivir lejano, no vivir con el orgullo de decirte q muero, no vivir pensando, odiando, quejándome, no vivir solo y morir a tu lado
Querer quedarme, querer oírte, leerte, mirarte; querer volver sobre estos pasos q me alejan a cada instante de ti; querer cantar contigo, bailar contigo, reír contigo; quiero q me digas te quiero, q me grites te amo, que me mates a besos; quiero vivir a tu lado y morir en tu lecho, quiero q suene el teléfono, q llegue un mail, q toquen la puerta; q griten mi nombre, q lloren mi partida, q sufran mi ausencia y celebren mi presencia; querer dejarte es no querer olvidarte, es perpetuarte, abortar, no cerrar el circulo; y como tu decías no llegar a decepcionarme.
Morir quieto y en silencio, morir soñando, recordando, olvidando q debo seguir en esta vida, morir rígido como una piedra gris y fría, morir abortando un grito, morir queriendo? Vivir solo y morir quieto y en silencio, como un villano condenado al fusilamiento, como un prisionero de guerra, como un lobo de estepa.
Y te quedaste ahí quieto, mientras recogía la poca ropa que había dejado en tu casa, te quedaste quieto mirando al muro donde descansaba aquella pintura para la q pose desnuda, no pronunciaste ni una sola palabra y yo lo único q podía hacer era morderme el llanto, juntar fuerzas para no derrumbarme y suplicarte q no me dejaras ir, acaricie tu rostro, lo empape con mis lagrimas y te di un beso húmedo en la mejilla izquierda, cerré la puerta y se arrugo el corazón.
Llego el momento, abrió la puerta y su partida dejo entrar la luz del sol, cegó mi ojos, y este mi oscuro cuarto. Mojo mi rostro, con sus saladas lagrimas y un dulce beso, que alguien me cante canciones bellas y me muestre paisajes de antaño, que alguien llame a mis familiares y a la policía, q sus pasos no retumben mas en mi cabeza, q mi vida siga y siga sin ella.
Las Cuatro Lunas de Draco
dejarte+ir relato demian morir querer peru arequipa poesia maldita
lunes, 14 de abril de 2008
Verte Llegar
En mi pecho hay un hueco por el q sopla un aire frió, va de un lado al otro, no duele pero molesta, me tiene preocupado ya, es la idea de no volver a verte llegar.
La lluvia golpea como castigando mi ventana, el sonido de esas gotas estrellándose una y otra vez contra el vidrio me inquieta, me recuerda q no debo salir, q debo quedarme en este mi oscuro cuarto, q no debo buscarte y peor aun encontrarte, me recuerda q mojare mis pantalones hasta el tobillo, caminare lento y sin paraguas. Mis espacios son mas amplios, mis palabras suenan menos, y mi boca no tiene donde descansar, cuando cada noche moría en tus senos, no has llamado, no has mandado a tu amiga de toda la vida a q pregunte porque? Y aun mantengo la esperanza de poder leerte. Has secuestrado mis sonidos, mis palabras, mis pensamientos, partiste dejando una nota escrita con un lapicero azul en 4 pequeños papeles, decías q nunca sabrías amarme, q no me querías de la manera correcta, y yo solo necesitaba tu olor a champú de frutas, tu risa rebotando en todas las paredes cuando hablabas de tu sobrina, esos ojos sonrientes cuando llegabas, la forma q adquieren tus cejas cuando tienes la razon y tus quejidos al despertar, me bastaba con eso para morir en tus senos.
Hundido en el sillon, y en silencio, me aferro a el como la mano de un recien nacido a un revolver, llevo puesta la polera q me regalo, como una especie de homenaje a su partida, a dejarla ir. La lluvia golpea cada vez mas fuerte, son casi 5 días seguidos de continua lluvia, desde aquel domingo q partiste, y se me viene al a mente la absurda idea de que es el cielo q nos llora, q nos extraña.
Un tema de Charly, que afiebra el alma
domingo, 13 de abril de 2008
No desaparezcas nunca
Tantas veces falso, tantas veces mentira, y ella aun se proclama erguida al borde de mi cama, con ese tatuaje de un sol tribal en su ombligo y la sonrisa de una mujer satisfecha, mientras estira sus infinitos brazos y lanza un bostezo silente, cierra los ojos sin pensar en nada, entregándose al olvido, separa un poco las piernas y se deja caer lentamente al costado de este enfermo cuerpo, tantas veces falso, tantas veces mentira.
Me pregunta en voz “bajita” me quieres? Hago un ademán afirmativo con la cabeza y beso su frente; ella vuelve al acecho y en una voz aun mas “bajita” me reprocha nunca me dices te quiero y pienso (no me quiero ni a mi mismo) después de un suspiro actuado, cerrar los ojos y buscar hacia adentro una respuesta a aquella queja, lanzo unas contundentes, apresuradas, insostenibles y desdichadas palabras te quiero demasiado sonríe sin mirarme; con sus cabellos desordenados por toda la cama, me pregunta por algunos lunares q recién descubre en mi pecho, abandona la idea de sentirse sola y me abraza como una madre abrazaría a su hijo agonizando, me siento seguro, amado, querido, perpetuo y realmente solo.
Me cuesta trabajo despertar, me siento algo atontado, reacciono de a pocos, ella aun duerme bajo mi brazo derecho y con sus manos en mis hombros, escapo de aquello y la despierto con pequeños besos en la mejilla, le susurro ya es tarde tienes q ir a casa me pregunta por la hora, se la digo, reacciona rápidamente en un enojo emotivo por haber dormido tanto. Si pudiera alejarme de ella, dejarla ir como a las demás, si pudiera decirle no basta con que me ames, no basta con tus besos, no basta con sonreír satisfecho y casi muerto después de entrar en ti, no basta con tus lagrimas cuando te digo q esto se acabo, no basta con el cachorro que me regalaste y al q ahora le das el titulo de nuestro hijo, no basta con q recuerdes fechas, anécdotas, lugares y gente q no recordare nunca, no basta con querer quererte, no basta conmigo. Pero no lo hago, llamo un taxi y la espera se me hace interminable, ya no la necesito por hoy. Termina de vestirse; se acerca al espejo critica lo desordenado de sus cabellos y vuele a mi. Nos vemos mas tarde? Respondo con alguna mentira sobre una reunión familiar impostergable; el timbre suena y me sabe a la campana escolar del recreo, me provoca salir de ahí corriendo, tropezándome y gritando. Es el taxi, sus sonrientes y apresurados pasos rebotan en toda la habitación; mi sonrisa aun mas amplia crea una sombra en su huida y pienso (no desaparezcas nunca).
Portihead y su obsesivo "All mine"