lunes, 28 de abril de 2008

El pianista


Aquel pequeño y frió circulo descansaba en su sien, esperando el ultimo sonido, la ultima nota y su previo suspiro. El pianista tocaba una triste melodía q inundaba aquella habitación de congojo y recuerdos, sus manos bailaban entre las teclas lentamente, como conociendo el final, como alargando esos últimos acordes, su rostro caído; tapado por sus largos y mojados cabellos, se abandonaban a la música, con las rodillas moviéndose cada vez mas rápido y los ojos bien cerrados aquel pianista tocaba aquella triste melodía y esperaba….

El asesino con el brazo extendido, sosteniendo ese revolver en la mano derecha, mientras empuñaba su mano izquierda tan fuerte q se hacia daño, el cuello tieso, los dientes demasiado apretados, la mirada iracunda y aquella sonrisa q delataba el goce de su venganza, no recordó haber sido nunca tan feliz como en aquel momento, la melodía triste y conmovedora acariciaba su furia intentando abrazarlo, mimarlo: corromperlo; pero aquel terco asesino, con aquel frió revolver en sus manos y aquella sonrisa q delataba el goce de su venganza; esperaba….

Ella sentada en una esquina, sumergida en un interminable y descontrolado llanto; tapaba su rostro con las manos; como avergonzada de haber amado tanto, como queriendo ocultar su tristeza; porque nadie en aquella habitación merecía sus lagrimas, pero ahí estaban; se estrellaban una y otra vez contra el maltratado piso de madera y aquel sonido ensordecía por momentos la triste melodía q envolvía de congojo y recuerdos el ambiente. Con las rodillas juntas y los pies separados, con sus codos apoyados en sus piernas, con los cabellos caídos y sus manos en aquel triste y bello rostro, desconsolada ella esperaba….

Yo testigo de aquel especial momento, murmuraba q todo eso era tan hermoso, era una prueba contundente de q el ser humano siente, canta, baila, crea, ama, llora, odia, sonríe y mata, en aquel respectivo orden!. Poesía de paisaje y la melodía que masajeaba mi alma, q cosquilleaba mi cerebro, q encendía mi morbo, quieto, en silencio y abrumado yo espere….

La ultima nota sonó, el acorde murió como agonizando, entristecido, resignado a su final, retumbo en la habitación y desapareció de a poco, lentamente se desvaneció en el ambiente. Con las manos temblorosas encima de las teclas, las mantuvo firmes por un momento para luego abandonarlas y q cayeran al costado de cada una de sus piernas. Aquel pequeño y frió circulo que se abría paso entre sus largos y mojados cabellos; descansaba en su sien y el silencio resulto insoportable.




El tiempo nunca para, como plantea bersuit

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